23.6.06

s t g o

Me gustan las ciudades. Me encanta Santiago…peeero, me carga el smog, me molestan tantas micros, creo que la gente es demasiado seria…



He meditado muchas veces irme a vivir fuera, a región. Creo que sería bueno para mejorar mi calidad de vida, sin embargo, siento que es escapar de mi ciudad, de las cosas que no me gustan, entonces pienso en las cosas que puedo hacer para que me agrade más estar acá.




Contribuir a mi ciudad.
Empezamos a reciclar la basura en mi casa (es decir, la casa de mi mamá). Ha ido lento el proceso, como todo nuevo hábito, pero es un avance.
En los lugares donde he trabajado (refiriéndome a trabajos part time durante mis estudios y mi práctica) he implementado el reciclaje de los papeles. No hay mejor lugar que una oficina para reciclar papel, hay por montones.
El tema de la basura es importante. Hay muchas cosas que se pueden reciclar, y tantas otras no, que simplemente se acumulan y contaminan, entonces la opción no es solo reciclar, sino también intentar generar menos basura, como consumir menos productos envasados, por ejemplo.




Otra manera de contribuir es usar menos el auto. Se camina más y contamina menos. Y en caso de tener que usarlo, compartirlo. No ir cada uno en su auto a la fiesta, cumpleaños, trabajo, etc., juntarse con gente para irse juntos. Hay solo beneficios, se comparten los gastos de bencina, se conversa rumbo al destino, se pagan menos estacionamientos, etc.




Una vez tuve un auto, “Franky”. Me duró menos de un año, me lo robaron enterito con radio y parlantes nuevos, un día viernes, previo al lunes que firmaba el seguro. La cosa es que el día del robo decidí que el destino me mandaba una señal muy directa: vuelve a ser peatona. Con eso dejé de estresarme - con la mantención del auto; bencina, seguro, patente, limpieza, y otros, además de manejar, que puede ser realmente una locura - y volví a mis andanzas peatonales. Si, a veces no es muy entretenido andar “a pata”, en lo personal me implica organizar mi día, salir con todo lo necesario para enfrentarlo (desde la plata para la micro hasta el cambio de ropa si no vuelvo a casa antes de salir una noche). Además elegir la música que voy a escuchar, lo que aún me implica CD - ya invertiré en un IPOD o similar – la lectura, que puede ser alguna sección de “El Mercurio” que llega a mi casa, “The Clinic”, apuntes de diferentes índoles, libros u otros, y mis infaltables aliados, los puzzles y a veces unos Sudoku.

Y ahora puedo salir, desde La Reina, a meterme a la ciudad. El viaje se torna agradable con mis accesorios, y más grato aún cuando voy sonriendo y saludando a los mismos personajes de siempre. Vecinos, perros y gatos de vecinos. El jardinero del condominio vecino, que siempre está afuera. El tipo que “ayuda” a estacionar el auto, ahora último los maestros de una construcción cercana que me suben el ego con sus piropos, el dueño de la botillería donde compro cigarros…




“Hola”…siempre saludo al chofer de la micro.
El saludo y la sonrisa son claves. He tenido la suerte de visitar otros países latinoamericanos, y en mi experiencia somos los más serios. Es tan fácil como saludar con una sonrisa, despedirse con otra sonrisa, dar las gracias, pedir por favor. ¿­O acaso nunca te ha pasado que cuando te atienden bien en un lugar donde no pretendías comprar terminas llevándote toda la tienda porque te atendieron bien? Es lo mismo con un saludo y una mirada amistosa. Es una actitud, que en lo personal sólo me ha traído buenas experiencias.




Continúo con Santiago.


Es lindo Santiago. No lo conozco entero, sería mentir si dijera lo contrario. Ahora en otoño los colores son hermosos…error, empezó el invierno…Ahora, que acaba de terminar el otoño, los colores son hermosos, cafés, rojos, naranjos, verdes, en todas sus gamas. El cielo celeste, que a veces se aprecia.





Tenemos - a mi juicio - el privilegio de tener las cuatro estaciones del año diferenciadas, sobretodo en Santiago, con lo que podemos disfrutar de las bondades de todas ellas. El calor del verano, otoño crujidor de hojas que caen de los árboles, lluvia y nieve, y la hermosa y colorida primavera. (Notese que omití intencionalmente los “peros”: calor para derretirse en diciembre y enero, la inestabilidad del clima en otoño, las inundaciones de las lluvias y el hilo curado de septiembre patriota).




Y…y…y… como nada es perfecto…ok, sí, lo confieso, fumo. Es de las cosas que más cargo de conciencia me causa en la vida. Tengo que dejar de fumar, pero ese no es el tema ahora.




El tema ahora es contar que me gusta mi ciudad, y que quiero que sea más bonita, y para eso tengo que empezar conmigo.

1 comentario:

Francisca Escobar dijo...

Te felicito por el post! A mi tb me gusta Santiago, y el único pero con el que me cuesta vivir es el smog...

Feliz de volver ;)

Beso